Quien se atreve a contar cuantos templos hay en Bagan???

2 al 8 de febrero del 2010

Rodeado de más de 2.500 pagodas se encuentra el pueblo de Nyaung U. Es el más económico para hospedarse en la zona de Bagan. Está muy cerca de la Old Bagan, donde se encuentran la mayoría de las pagodas.

Siguiendo las instrucciones de una compañera de viaje que nos encontramos en Mandalay, hemos llegado en bus a las 0:30 de la noche para así no tener que pagar la tasa de entrada de 10$. Si llegas de día paran a todo el mundo en la entrada del pueblo para que pagues. (Bus desde Mandalay 9 horas, 8.500 kyats).

Otro paso clave para no pagar la entrada es alojarse en una guest house llamada Pan Cherry muy cerca de la estación de autobús (7$ hab doble, baño compartido y agua fría). Nuestra compañera se alojó en ella y no revisaron el número de entrada.

Suelen pedir el número de entrada en el hotel, así que aunque llegues a horas intempestivas lo acabas pagando.

Y que hemos hecho en Bagan? Ver pagodas, pagodas y más pagodas.... además de decir “no” constantemente a las decenas de vendedores de pinturas y otros souvenirs que no paran de acosarte. Y es que son muy listos y le ponen unos precios más que inflados. Entre 12 y 20$ por pintura dependiendo de la cara que tengas. Claro, si te gusta alguna y quieres regatear.... la gente suele decirles la mitad. Entonces ellos empiezan a decirte que tienen que pagarse los estudios, que apenas les queda margen y la gente acaba comprando..... La realidad es que las pinturas no valen más de 2.000 kyats (2$), en algunos sitios te venden 3 por 5$.

La mayoría se desplazan en moto. Un poco raro que si tan pobres son puedan permitirse pagar moto + gasolina. Por que no van en bici? Y cuando les preguntamos nos dicen, pero si son de china muy baratas, solo 600$, y la gasolina solo vale 0,8$ el litro. Vamos que muy mal no les va el negocio... teniendo en cuenta que una familia normal puede sobrevivir entera con unos 1500 kyats y que el sueldo medio de una persona normal es de unos 40$ al mes... ya podéis hacer números y reflexionar en si ganan bien o no.

No cometamos el error que siempre cometemos los turistas y que tanto daño está haciendo a muchos países que visitamos... pensar en nuestra moneda, en nuestro nivel de vida y decir, pero si solo son 10$. Seamos conscientes por un momento y analicemos el lugar donde estamos, su nivel de vida, sus costumbres... y así nuestra actitud será más sostenible y respestuosa, alterando lo mínimo posible las costumbres del país y evitando ser un símbolo de dolar andante que tanto impide nuestra integración con la gente local.

No es cuestión de dinero, es el hecho y lo que ello implica.

Alquilamos una bici para los dos días que hemos estado visitando la zona (1.500 kyats por día, si pinchas lo pagas tú, no pagues más de 500 kyats). Si estáis varios días con la bici se puede conseguir a 1000 kyats por día.

También se puede visitar en carro de caballos por unos 10-12$ el día completo. A repartir entre los que seáis (normalmente no más de 4).

Lo que más hace la gente es visitar el amanecer y el atardecer desde lo alto de una de las pagodas. El atardecer era bonito, el amanecer… nunca lo supimos, porque nunca tuvimos la fuerza suficiente para levantarnos a esas horas intempestivas, jejeje. Aunque tenemos testimonios de gente que nos ha dicho que realmente merecía la pena. Como se suele decir, la próxima vez será.

Así que solo tuvimos atardeceres.

El primero, fue cuando fuimos a una de las pagodas mas cercanas andando y contemplamos como el sol nos daba las buenas noches. Como no sabíamos cuanto íbamos a tardar en llegar a pie, salimos con tiempo de sobras, y llegamos los primeros a la cumbre de la pagoda. Bueno, no es del todo cierto, si bien es verdad que fuimos los primeros extranjeros en llegar, arriba ya nos esperaban los vendedores de pinturas, postales… y un conejo? Que hace un conejito blanco en lo alto de una pagoda? Pues algo tan normal y típico como hacerle compañía a su dueño, jajaja. Lo manoseamos todo lo que pudimos y más… y mientras le decíamos cositas al conejo, apareció Chema.

-Sois españoles verdad?

-Sí, ¿Cómo lo has sabido?

-Porque los españoles somos los únicos que hablamos con los conejos.

Y ahí empezó una bonita amistad… bla bla bla.

Esa noche fuimos 5 para cenar. Chema, nosotros dos y Jessica y Baris, una pareja con la que coincidimos en el autobús de Mandalay – Bagán.

Al día siguiente por la tarde hicimos con Chema un recorrido en barco por el río, visitamos varías pagodas y contemplamos la puesta de sol desde el agua.

Y luego a cenar!!!! Chema se metió entre pecho y espalda un menú que consistía en un señor pescado de palmo y medio de largo, acompañado de arroz, verduras, patatas fritas y regado con una cerveza local. De postre fruta. Emilio y yo nos conformamos con unos noodles y un “sweet and sour”. Luego nos pedimos un crepe de chocolateeeeeeee.

Justo cuando salíamos del restaurante nos cruzamos de nuevo con Jessica y Baris, quienes nos estaban buscando para cenar con nosotros. Ohhhh! Demasiado tarde, nuestros estómagos ya estaban saciados. Nos contaron que habían coincidido con un grupo de gente y que pensaban cenar con ellos, pero querían avisarnos por si nos uníamos al banquete.

Allí en medio de la calle nos dimos unos cuantos abrazos, un par de besos, una foto de despedida y los mejores deseos para el resto del viaje.

Un día más y el último en Bagán. Montados en nuestras súper bicis nos disponíamos a explorar más a fondo la zona de las pagodas.

Para ello decidimos meternos por los caminillos de arena que se bifurcaban en la carretera y se perdían hacía adentro. El camino, al principio horroroso. Parecía que pedaleáramos por la playa, y es que la arena del camino se tragaba las ruedas de la bici y era prácticamente imposible moverse. Así que andando a tramos, y a otros a lomos de la bici, por fin llegamos a una zona donde había pagodas.

Nosotros nos marchábamos, y ellos recién llegaban. Un español, una colombiana y dos franceses. Un par de palabrejas y proseguimos nuestra ruta sin rumbo determinado.

Pero el destino es caprichoso e hizo que volviéramos a coincidir. El resto del día lo pasaríamos todos juntos.

Ya sabéis que las cosas nunca pasan sin motivo alguno, verdad?

Igual que cuando uno sueña con lo imposible… ese día fue algo para recordar.

Como si de una estrella de Hollywood se tratara allí estaba él, personificado en carne y hueso. Tanta veces nos habíamos imaginado como sería ser él, como sería ver lo que él ve, sentir lo que él siente…

Todos sabéis que la idea de empezar este viaje rondaba nuestras cabezas desde hace mucho tiempo. Cuando parecía que empezaba a materializarse, descubrimos una página web de un chico que estaba haciendo justo lo que nosotros tanto deseábamos. Sus relatos, sus experiencias, la vitalidad que transmitía, fueron esa pizca de sal que le faltaba a nuestros pensamientos….

En lo alto de una pagoda, el encuentro fue un instante infinito de felicidad.

La jornada transcurrió como en una nube, los tres divagando por nuestras mentes, compartiendo lo vivido como si contempláramos una película.

Pero no solo estaba Albert (viajero nato, autor de varios blogs de viaje, a sus espaldas 21 meses de trayecto, vuelta a Barcelona, y de nuevo a la aventura del vivir). También estaba Natalia, nacida en Colombia, pero establecida en Madrid, Marianne, francesa, que tras abandonar su trabajo en Indonesia estaba aprendiendo a disfrutar de la alegría del viajar. Y Philippe, también francés, que para envidia de cualquiera, su trabajo le permite tener de 3 a 4 meses de vacaciones al año… QUE ENVIDIA!!! Pero tampoco nos quejamos ehhhh.

Y tras los achuchones del adiós, en nuestros corazones sabemos que la casualidad nos volverá a unir en el lugar menos esperado. Hasta entonces, sed felices.

Ah! Se me olvidaba? Os acordáis del día en que Jessica y Basir nos buscaban para compartir mesa con otros viajeros… eran ellos.

E-mail: unpaseilloporelmundo@hotmail.com