Recien llegados a Yangon, Birmania

24 al 27 de enero del 2010

Welcome to Myanmar, o lo que es lo mismo, bienvenidos a Birmania.


El día 24 de enero aterrizamos en el aeropuerto de Yangon dispuestos a empaparnos de la cultura del país, sus gentes y sus costumbres.

Después de preguntar a 3 personas distintas en como llegar al centro sin utilizar taxi.... ninguna fué honesta con nosotros y acabamos pagando 5000 kyats por un taxi.

Pero ahora sabemos el camino a seguir para ahorrar dinerito.... jejejeje Salis del aeropuerto y os váis a la carretera de enfrente. Por ella pasará una pick up colectiva (100 kyats) en dirección a la derecha. La cojéis y en 10 minutos estáis en la carretera principal, donde podéis cojer cualquier autobús (1 hora, 200 kyats) que vaya al centro. Con decir Sule Pagoda la gente ya os entenderá.


Son unos cuantos países asiáticos los que llevamos recorridos desde que partimos de casa hace ya casi 17 meses, pero esperamos que Birmania nos sorprenda.








Si bien es cierto que sus rasgos se aproximan a los de su país vecino India, hay algo en ellos que los hace ser diferentes al resto de países de Asia. No sabría bien bien como expresarlo. Es como si fuera un país “inocente” todavía, con una mente abierta y joven. No quiero pensar que dentro de unos años Birmania será otro más y perderá su auténtico espíritu. Pero es ley de vida y como decimos los catalanes “la pela es la pela” y el mundo actual se rige por un único objetivo, el dinero. Y es que, desgraciadamente, el hombre por naturaleza se vuelve egoísta y su afán por ser el más “poderoso” le lleva a extremos inimaginables.


Que no me voy a enrollar más con mis filosofadas, que hemos venido a disfrutar y mientras aún estemos a tiempo, ver un país auténtico.

Y eso es precisamente lo que estamos haciendo. Una vez en la capital, Yangon o también conocida por Rangún, la rutina de siempre, buscar alojamiento e instalarnos.





Es una barbaridad lo caro que llega a ser viajar a Birmania. Para empezar, por el simple echo de no poder entrar al país por tierra. Hace un tiempo había una acceso de entrada desde el norte en la frontera con China, pero tras algunos enfrentamientos y disputas, el acceso esta cerrado “temporalmente” para extranjeros.

Así es que a volar volar volar. Con deciros que con lo que hemos pagado de avión ida y vuelta, vivimos un mes en sus países colindantes.

Y si a eso le sumamos el coste de los alojamientos, el presupuesto sube bastante.

A ojos europeos encontrar un hotel por 12 $ puede suponer una auténtica ganga, pero si pensamos con mentalidad asiática y comparamos el precio medio de alojamiento mochilero en India, Tailandia, Vietnam, Camboya… con rangos desde 1 a 5 $ la habitación con baño privado... da mucho que pensar.

Eso sin contar los impuestos que pagas por toda la cara al gobierno, que no sabemos para que lo utilizaran después. Pagar el precio de una entrada para visitar un templo, pagoda o lo que sea no me parece mal, pero que del precio solo un 0% o sea nada, vaya destinado al mantenimiento del lugar y la total integridad del dinero sea para los que gobiernan…

Jajajaja, vaya lengua la mía. Os acabo de decir que basta de filosofadas y venga yo a darle a la sin hueso, jejeje.


Que eso, que por Yangon todo bien. La capital es bastante ruidosa y caótica y las temperaturas en esta época, aunque se supone la mejor, siguen siendo bastante elevadas llegando hasta los 30 grados con bastante humedad, es decir, un bochorno de la hostia.

De los días que hemos estado por ahí, hemos recorrido gran parte de la ciudad a patita, y aunque no hemos visitado (pagando) ningún sitio todavía, hemos compartido muchos agradables momentos con la gente local.

Saya, de 49 años de edad nos ha acompañado durante un día. Nos ha llevado a degustar té birmano, que se prepara de la misma manera que el chai indio (te con leche y azúcar).

Hemos comido con él el plato fuerte de la gastronomía birmana, arroz con curry. En mi caso pollo al curry y en el caso de Emilio y Saya, cerdo. El precio medio de un plato de arroz con algo encima, que bien pueden ser verduras, pescado o carne, ronda alrededor de los 700 kyats (0’70 $), mientras que una taza de te birmano cuesta 200 kyats (0’20 $). En todos los sitios, en todas las mesas, se sirve una tetera con té chino (te con agua y sin azúcar) que siempre es gratuito.

Con Saya también hemos aprendido algunas palabras básicas del idioma local. Sin duda, Saya ha sido un anfitrión de primera y esperamos volver a coincidir con él a nuestra vuelta a la capital.




Agobiados un poco del calor decidimos escapar a las temperaturas, un poquitito más frescas de Mandalay. La opción más económica es, por supuesto el autobús (10 $) y una duración de 14 horas de trayecto. También existe la posibilidad de tomar un vuelo que en cuestión de una hora escasa aterriza en la otra punta de Birmania, pero claro, paga la diferencia (aprox 95 $).

Nosotros, preferimos ablandar el culo en el asiento del autobús, jejeje.

E-mail: unpaseilloporelmundo@hotmail.com





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